artículo 8 de mayo, 2.006
 

 

      La inconveniencia internacional de Uribe

 

 

por José María Rodríguez González*
Actualizado: 11:00 p.m., lunes 8 de mayo, 2.006

 


 

     Uribe no tiene ni el carisma ni el contenido político que le permita moverse en la esfera internacional.

     Uribe es un buen político parroquiano pero sin talla para algo más allá de Colombia. Su acogida en Colombia pesa sobre el terrorismo de ultraderecha que ha intimidado a la gente con peligros exagerados de las FARC y que ha usado a las FARC como escudo de cualquier crítica, disentimiento o acusación que se le haga a Uribe. (Mientras extiende el paramilitarismo del campo a la ciudad). Las FARC son el teflón de Uribe.

     Uribe tiene debilidades grandes como la falta de iniciativa y de coraje para enfrentarse a fuerzas poderosas. Chávez, en el ámbito latinoamericano, tiene la iniciativa del Estado laico y enfrenta con coraje la iglesia católica sin que caiga del poder. Esa iniciativa de Estado y ese coraje son impensables en Uribe. Uribe ama los votos y respeta la Iglesia que domina las mentes de la mayoría de los colombianos. Pero, la sumisión del Estado a la religión es contraproducente políticamente.

     Uribe rinde pleitesía a los EE.UU. y les entrega el comando de la economía colombiana con el TLC, bajo el supuesto que EE.UU. le regala su mercado a Colombia, como si otros competidores ya no fueran decisorios de ese mercado. y como si tampoco existiera competencia en el mundo de la inversión.

    Es imposible imaginarse a Uribe tomando la iniciativa de nacionalizar los hidrocarburos colombianos o que tenga el coraje de enfrentarse a los EE.UU. Chávez nacionaliza el petróleo, lo re-negocia con EE.UU. y termina vendiendo el barril de crudo a US$74 mientras Colombia contractualmente tiene que vendérselo a EE.UU. a un máximo de US$20 el barril. Así Chávez ganó su petrochequera y es un líder latinoamericano, y Uribe no.

     (La cualidad de Chávez tampoco es su petrochequera, sino su personalidad optimista, pujante y ejecutiva, su inteligencia que le permite reaccionar rápido y con precisión, su lenguaje fluido, claro y sarcástico, que aunque no le guste a todos, dice lo que es y con impacto, su visión del futuro de Latinoamérica plasmado en el bolivarismo y su enorme capacidad de absorber información y moverse con agilidad para plantear sus puntos de vista y lograr el éxito de sus gestiones. Chávez es un líder de excepcionales características solo semejantes a las de Ahmadinejad Estoy contra ellos, pero no puedo caer víctima de la propaganda para no saber realmente quiénes son ellos y comprender por qué han llegado a donde están. Estaría luchando contra lo que ellos no son, en lugar de luchar contra lo que ellos son.)

     ¿Cual es la visión de Uribe en América Latina? ¿Entregarse a los EE.UU.? Colombia, una democracia impotente ante el crimen, contra el que necesita ayuda extranjera, no es la mejor posición para un liderazgo de países que no tienen ese problema ni en esa magnitud.

     Uribe va a la comunidad internacional por ayuda (ya de por sí una posición débil y humillante) Chávez va a la comunidad internacional a ayudar puede ser a las víctimas del huracán indonesio o a los pobres de EE.UU. Cuando Uribe mendiga ayuda, dice que las FARC son los criminales más grandes del mundo y que el ejército y la policía no pueden con ellas (la comunidad internacional conoce diariamente la sanguinaria insurgencia iraquí que le quita credibilidad a Uribe, y si Colombia tiene que pedir ayuda para contener el crimen, Colombia debe ser un país lleno de criminales, todos deben ser de las FARC). Chávez ha sufrido el crimen en su territorio, pero como los EE.UU., lo enfrenta domésticamente sin dejarlo salir de sus manos.

     Chávez toma la iniciativa y es capaz de mantenerse a la ofensiva, Uribe anda siempre a la defensiva nacional e internacionalmente. Uribe oye que el DAS está siendo penetrado por paramilitares y nombra al jefe del DAS cónsul en Milán para protegerlo, en lugar de botarlo a él y a toda las directivas del DAS y liderar una limpieza de la institución. El problema y sus hechos, aunque los encubrió hasta donde pudo, eran del dominio público hasta el punto que la prensa no puede más que mostralos. Cuando esto sucede Uribe tampoco arremete contra la corrupción que pueda existir en el DAS, sino que arremete contra la prensa por hacer público lo que el público ya sabía. Chávez oye fallas de su gobierno y las arremete directamente.

     Chávez decide que la CAN está muerta y se sale de ella, Uribe no reúne a todos los miembros de la CAN y demuestra que está viva, sino que en vez de tomar el liderazgo de la situación lo único que se le ocurre hacer es viajar a Brasil para pedirle a Lula que interceda por Uribe frente a Chávez y luego le pide lo mismo a Fidel Castro. Los países latinoamericanos no puedan seguir semejante entreguismo de Uribe (en Colombia se cree que Uribe es un gran líder porque el aparato de propaganda ocupa a los colombianos en adular a Uribe y taparle todos sus errores y debilidades).

     No importa la re-elección de Uribe, porque si son ciertos los desafíos que tiene que afrontar, si es cierto lo que expongo aquí, si es cierto lo que los expertos han previsto de las consecuencias nefastas del TLC, y si son ciertas las críticas políticas y constitucionales del Polo Democrático Alternativo, todas valiosas contribuciones de quienes estudian e investigaban a Colombia, el segundo término de Uribe lo llevará a la defensiva de las consecuencias de sus políticas erradas lo que desprestigiaría a los uribistas, puesto que todo lo ha hecho con un congreso mayoritariamente uribista. Si los uribistas se desprestigian los únicos ganadores serán quienes apoyen el PDA.

     Si Carlos Gaviria gana la presidencia los intereses de EE.UU. quedarían mejor representados a largo plazo, porque Gaviria es del estilo de Lula y Kirchner, que son lo más maduros líderes de América del Sur, y con quienes se puede negociar. Pero, Uribe con un TLC opuesto al de Chile (negociado por astutos economistas de izquierda) Colombia irá a una crisis económica y social que levantará el reclutamiento y la bandera anti-imperialista de las FARC, lo que prolongaría la existencia de gobiernos colombianos del estilo de Uribe o más radicales y obligaría la intervención de EE.UU. dándole a los islamistas radicales una prueba mayor (aún entre países occidentales) de la interferencia de EE.UU. en la administración interna de los países. La re-elección de Uribe puede empantanar inocultablemente a la derecha, beneficiando la consolidación de la izquierda en América Latina. Es preferible tener enemigos civilizados como Gaviria, Lula y Kirchner y no un aliado débil y con el pasado cuestionable de Uribe.

     Uribe no es capaz de liderar ninguna política internacional porque no tiene ninguna. Lo único que Uribe puede hacer es volver más evidente ante el mundo su incapacidad doméstica de afrontar la violencia y convertirse en el eslabón más débil de una cadena pro-estadounidense, ya rompiéndose.

     La re-elección de Uribe es un referente en la política de la región Indonesia y del Medio Oriente, que afianza sus percepciones de la dominación de EE.UU. Una posible intervención de EE.UU. en Colombia podría acelerar o activar las células islamitas radicales de América Latina. Los colombianos no pueden imaginar estas relaciones implicadas en la re-lección de Uribe, porque estamos acostumbrados a la política parroquial de Uribe, al círculo vicioso de la violencia, y si no conocemos nuestros propios intereses menos podremos ocultar el control de EE.UU. sobre la economía colombiana ante el mundo. Las consecuencias cuentan en las decisiones, pero no en la política colombiana, acostumbrada a elegir malos presidentes uno tras otro.

     Personalmente me parece que la re-elección de Uribe es problemática hasta para la derecha en Colombia, pero es mucho más para los intereses internacionales de los EE.UU. Los colombianos podrán resistir cuatro años más de lo que ya estamos acostumbrados a sufrir, pero para los EE.UU. esos 4 años empeorarán el auge de un talibanismo mejor armado en Afganistán y la difícilmente evitable división de Irak, ya sea por la vía sin sangre propuesta por Joseph Biden o como el resultado de la guerra civil. Este no es el escenario para regalarle otro frente al terrorismo internacional. Tener un gobierno de izquierda en Colombia, puede ser incómodo para los EE.UU. y nuevo para Colombia, pero mantiene el statu-quo y conviene para un replanteamiento de la derecha, que se resbala en la sangre, pero está a kilómetros del avance de la izquierda colombiana.

 

 

 

© 2006 José María Rodríguez González.

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